Muchas veces es imposible desligar nuestros deseos sexuales de fuertes sentimientos de culpa, que nos llevan a vivir la sexualidad como algo desagradable. Tal vez porque hemos aprendido que tener ciertas formas de deseo es algo sucio, rechazable y/o pecaminoso, que las personas bien educadas no sienten esas cosas feas, o que eso es solo para las personas malas.
Este tipo de actitudes han sido reforzadas a través de los siglos por la religión y por ciertos aspectos conservadores de la sociedad, reprimiendo la libre manifestación y expresión de nuestro erotismo limitándolo a fines reproductivos.
Esto puede generar mucho sufrimiento, y se convierte en una lucha entre las prohibiciones culturales contra los deseos naturales, lo que nos lleva a vivir la sexualidad de manera conflictiva y culpígena, con costos emocionales muy grandes.
Quienes hemos recibido una inadecuada educación sexual en la infancia y adolescencia, podemos ver estos aprendizajes reflejados en la vida conyugal. Las disfunciones sexuales son un claro ejemplo.
Muchos hombres y mujeres que han experimentado este tipo de influencias para su vida sexual refieren sentirse culpables después de tener relaciones sexuales con sus parejas, incluso si están casados legal y religiosamente, pues la culpa aparece en cuanto surge cualquier fantasía o deseo sexual.
En la medida en que comprendamos que la sexualidad es una cualidad humana que nos permite disfrutar de la vida y que no hay nada malo en amar a la pareja (sea pareja eventual o permanente) y disfrutar del sexo con ella o con el auto erotismo, habrá menos violencia, menos frustraciones y más personas satisfechas y realizadas, más libres y capaces de amar y producir más y mejor.
Para esto habremos de educar a las nuevas generaciones en una sexualidad informada, responsable y asociada con el placer y no solo con la función reproductiva, así como cuestionar y replantear las maneras en que hasta ahora vivimos nuestra sexualidad.
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Sexólogo y psicoterapeuta humanista de individuos adultos, parejas y grupos desde el 2015.
Formación en terapia Gestalt y Eneagrama, especialista en educación de la sexualidad y maestro en Sexología.
Hago talleres de sexualidad y desarrollo personal en Casa Revuelta.