Esta es una de las técnicas más representativas de la terapia Gestalt. Consiste en establecer un diálogo con el estímulo que nos produce malestar que no sabemos digerir o que nos cuesta, que nos mueve o nos conmueve, también resulta útil cuando hay algún asunto inconcluso con alguna persona significativa de nuestro presente o pasado.
El objetivo de la silla vacía es ofrecer la posibilidad de dialogar con lo que nos produce un conflicto y asi explorar y manifestar lo que sentimos y cómo lo sentimos y para convivir de forma más sana con lo que nos pasa.
La psicoterapia Gestalt nos permite detectar el estímulo que nos cuesta asimilar y lo que nos genera, ya sea una respuesta emocional (una tristeza profunda), corporal (un peso en la espalda), o mental (una obsesión).
En su origen Fritz Perls trabajaba con dos sillas en sus sesiones demostrativas de terapia Gestalt. Actualmente muchos terapeutas usan cojines o un objeto que simbolice el estímulo con el que estableceremos un diálogo.
En terapia Gestalt decimos que un diálogo con nuestras distintas partes puede ser de gran utilidad para:
- Expresarnos y beneficiarnos de un cambio positivo.
- Distanciarnos un poco de lo que nos duele o nos dificulta y relacionarnos de otra manera con lo difícil.
- Buscar recursos internos e ir en busca de posibles vías de solución.
- Descubrir nuestra capacidad de análisis y de autosanación.
- Descubrir la potencia del diálogo por encima del enfrentamiento, del conflicto o la negación.
- Reconocer lo dañino (presunto enemigo) y ver cómo se transforma en algo positivo, un aliado.
- Darnos cuenta de que lo que nos sucede, por terrible que nos parezca, puede tener su parte positiva y resultarnos útil.
Sexólogo y psicoterapeuta humanista de individuos adultos, parejas y grupos desde el 2015.
Formación en terapia Gestalt y Eneagrama, especialista en educación de la sexualidad y maestro en Sexología.
Hago talleres de sexualidad y desarrollo personal en Casa Revuelta.