Hace algunos dias festejé junto a mi esposa nuestro aniversario numero 14. No tengo ninguna evidencia para decir que ha sido fácil. Han sido 14 años bastante complicados. Junto a Francie he aprendido muchísimas cosas sobre la relación de pareja que ningún curso o libro me ha enseñado. Con esto no me refiero a que mi trabajo como terapeuta de parejas este basado en mi propia experiencia de vida ni estoy desvirtuando los modelos terapéuticos respaldados con evidencia científica que se usan para trabajar en terapia.

Me refiero a que por muy buen o mal terapeuta que pueda ser en mi consultorio, en mi relación de pareja sigo siendo un ser humano que hace locuras, estupideces, etc. y aprendo de cada una de esas experiencias.

Ese dia compartí en mi muro de Facebook una foto de nuestra celebración y no faltaron un par de comentarios expresando los buenos deseos de familia y amigos deseándonos felicidad hasta que la muerte nos separe.

No entraré en detalles sobre lo que contesté. Sin embargo, quiero compartir una reflexion que hice antes de contestarles: no se si vaya a estar con Francie hasta que la muerte nos separe. Lo que sí se es que el día de hoy quiero estar con ella.

No me atrevo (ni creo atreverme algún día) a decir que la conozco como a la palma de mi mano. Sigo aprendiendo cada día que paso a su lado. Tampoco quiero decir que absolutamente todo de ella me resulta agradable; de hecho, hay varias cosas de Francie con las que me siento incomodo y/o molesto. Y aún con eso decido estar con ella.

A mi consulta llegan hombres y mujeres que atraviesan situaciones de duelo sea por muerte de la pareja o por una separación. En este artículo quiero hablar de la parte del duelo por separación.

Como sociedad (mayormente religiosa), se nos enseña que el matrimonio es para toda la vida. En muchos casos se enseña a los jóvenes que el noviazgo es una preparación para el matrimonio y que entonces hay que ser cuidadoso en extremo en cuanto a la persona con que elegimos iniciar una relación de noviazgo. Desde estas enseñanzas (y aún antes) se va sembrando la idea de que el matrimonio es para toda la vida.

Con esto no digo que estar en una relación tipo matrimonio hasta la muerte de alguno de los cónyuges no sea posible. Claro que lo es. De hecho, me gusta mucho observar a las parejas de ancianos en que el amor es evidente y fantasear con toda clase de experiencias que seguramente han pasado juntos y me pregunto cómo le habrán hecho para aprender a lidiar con sus diferencias.

Tampoco voy a negar que en los primeros años de mi matrimonio deseaba poder llegar a la tercera edad en compañía de mi esposa (y aún me gustaría), sin embargo deje de esperar. Con «esperar» me refiero a que deje de tener la quizá falsa expectativa de que estaré con ella hasta que la muerte nos separe.

En mi propio proceso terapéutico y en la consulta privada me doy cuenta cómo las expectativas muchas veces generan más dolor en una separación que la separación misma.

Ya la psicologia de la Gestalt, en sus propuestas leyes de percepción, nos habla de la figura-fondo, concepto que años mas tarde Fritz Perls, precursor de la psicoterapia Gestalt, aplicara para reforzar la toma de consciencia del aquí y ahora.

juntos

La ley de la figura-fondo nos habla de la imposibilidad de distinguir dos cosas al mismo tiempo. En la imagen de arriba podemos percibir una copa o dos rostros uno frente al otro con la boca ligeramente abierta. Dependiendo de mi percepción momentánea distingo una figura u otra. La imagen que es evidente en primer plano para mi es la figura, lo demás es el fondo. Puedo intercambiar constantemente mi figura y mi fondo pero no puedo percibir ambas imágenes al mismo instante.

Mi aqui y ahora con Francie es mi presente, mi figura. Al ser mi figura de primer plano, toda mi atención esta en mi fluir con ella momento a momento. Es en este momento que decido compartirme con ella y hasta este momento ella ha decidido compartirse conmigo. En mi presente no me gustaría que eso cambiara, pero quizá en algún momento futuro esto cambie en mi o en ella.

Viviendo así, plenamente consciente de mi presente con ella, es que puedo vivir como quiero con ella, y donde me doy cuenta que no me gusta algo lo comunico y juntos negociamos, y ella hace lo mismo. Con esto tengo la certeza de que no dejo asuntos pendientes en mi relación de pareja y tampoco genero falsas expectativas.

Es por esto que digo que no se si vaya a estar con Francie hasta que la muerte nos separe. Lo que sí se es que el día de hoy quiero estar con ella.

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