Es difícil culpar a alguien de no ser egoísta.

Generalmente somos enseñados para tener en alta estima a la bondad, generosidad y a las necesidades de los demás. Una de las primeras lecciones recibidas en mi infancia que recuerdo es la de compartir.

En mi caso particular, siendo el hermano menor recuerdo varias ocasiones en que mis padres le insistían a mi hermano mayor a que me prestara sus juguetes. Con esto de alguna manera yo desarrolle la percepción de que los demás (como en aquel momento mi hermano) debían ceder a sus propias necesidades para complacerme a mi. Comencé a ser egoísta. Solo mas tarde comprendí que si yo esperaba ser complacido, de alguna manera yo también debía retribuir.

Ya como adultos y estando envueltos en relaciones interpersonales y de pareja, existen una serie de situaciones en donde conviene ir diferenciando entre el amor propio y el egoísmo, para así poder funcionar como individuos, primero y luego como pareja o sociedad.

Tomar una decision basándome en la preferencia de mi pareja o desviar mi camino por alguien importante para mi, me parece la version adulta de dejar a un compañero de clase en preescolar usar el lápiz de color que justamente yo deseaba usar. Surge el dilema de decidir desprenderme de un deseo personal o apegarme a mis intereses. La oportunidad de ser asertivo se presenta nuevamente.

Y es que la asertividad es mucho mas que una habilidad de la comunicación. Me voy a enfocar en este articulo en la relación de pareja.

Existe la creencia generalizada de que hay que hacer todo lo posible por complacer a la pareja. Desde el noviazgo tendemos a mostrar la mejor versión de nosotros y tratamos de hacer todo lo que este a nuestro alcance para satisfacer los deseos y necesidades de nuestra pareja. Hacemos ciertas concesiones para que nuestra pareja se sienta mucho mas cómoda con nosotros que con nadie más.

Cuando mi relación se va tornando mas formal con el paso del tiempo y si no tengo la capacidad de distinguir entre mi compromiso con mi pareja y mi compromiso conmigo mismo, seguramente haré muchas cosas que no me gustan y dejare de hacer otras tantas que sí me gustan pensando que así no faltare a mi relación. Sin darme cuenta estaré perdiendo mi esencia como individuo por no ser «egoísta».

En cuanto al amor propio solo voy a tomar el concepto en función de mi mismo como prioridad en mi vida. El asunto de poner al otro, en este caso a mi pareja, antes que a mi mismo es que generalmente me voy a hacer expectativas de que mi pareja me va a corresponder. Independientemente si mis expectativas son muy altas o no, en el momento en que mi pareja no responda como a mi me gustaría que respondiera, me voy a sentir frustrado, decepcionado, enojado, triste, etc. y ademas culparé a mi pareja por yo sentirme así.

Ya que muchas de esas concesiones las hacemos de forma interesada y egoísta (esperamos obtener algo a cambio) eventualmente llegamos a nuestro limite. Nos cansamos de ceder constantemente en nuestra relación y pueden entonces presentarse los conflictos dentro de la pareja.

 

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