Se dice que si pones una rana en un recipiente lleno de agua y comienzas a calentar el agua, a medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia.
La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua. Justo cuando el agua está a punto de alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede ajustar más. En este punto la rana decide a saltar. La rana trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal.
Muy pronto la rana muere.
¿Qué mató a la rana?
¡Piensa en eso!
Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo. Pero la verdad, lo que mató a la rana fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar.
Todos nos tenemos que ajustar, con la gente y las situaciones, pero tenemos que estar seguros cuándo tenemos que ajustar y cuándo tenemos que seguir adelante.
Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas. Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente continuarán haciéndolo.
Decide cuándo saltar!
Salta mientras tengas la fuerza.
Sexólogo y psicoterapeuta humanista de individuos adultos, parejas y grupos desde el 2015.
Formación en terapia Gestalt y Eneagrama, especialista en educación de la sexualidad y maestro en Sexología.
Hago talleres de sexualidad y desarrollo personal en Casa Revuelta.