¿Por qué un psicólogo o un psicoterapeuta va a terapia?
¿Acaso le pesa demasiado el malestar de sus pacientes? ¿O es el suyo propio?
Partiendo de la idea base de que todos somos algo neuróticos, ¿un neurótico podrá acompañar en terapia a otro neurótico?
¿Qué beneficios aporta al cliente que el psicólogo asista a terapia?

Estas son algunas de las preguntas que me vienen a mente cuando me planteo lo frágil que se puede tornar a ojos de algunos la labor terapéutica de un profesional que acude a terapia. Pareciera que el psicoterapeuta tuviera que estar exento de problemas. Pareciera que fuera una especie de súper hombre, súper mujer o algo así. La realidad es diferente y aquí comparto el por qué de la terapia por lo menos para mi… y los beneficios que puede aportar en mi vida y en las de mis pacientes.

Para empezar, quiero decir que en determinadas escuelas y/o orientaciones psicológicas como puede ser el psicoanálisis, la psicoterapia ha sido requisito indispensable para la práctica profesional. Del mismo modo, en terapias humanistas como la Terapia Gestalt, la terapia individual y grupal son también condición indispensable para la formación del profesional y su posterior práctica; sin mencionar que la mayoría de universidades, por lo menos todas las que yo conozco, establecen el requisito de que los estudiantes de la carrera de psicología acudan a psicoterapia.

El proceso de autoconocimiento en mi como terapeuta.

Quiero hacer presente un poco de contexto en torno a un proceso de psicoterapia. Imagina una sesión de terapia como un encuentro entre dos personas que durante un rato compartirán dichas y desdichas, sufrimiento, anhelo, fantasías y la infinidad de todo lo que puede caber en un encuentro entre dos personas. ¿Acaso quedaré inmune como terapeuta durante este encuentro? ¿No se me despertarán emociones, preguntas o sensaciones corporales? Como humano que soy, antes que profesional, no estoy aislado frente a la relación con mi cliente.

Por tanto, es importante destacar en primer lugar que como terapeuta frente mi cliente primero que todo soy un ser humano que pienso, siento y actúo y en segundo lugar soy profesional. Mi formación y por tanto el conocimiento sobre el ser humano y las técnicas a aplicar son importantes en el proceso terapéutico de mi cliente pero, antes de todo eso, lo esencialmente primordial e inevitable es la relación que se establezca entre ambos como seres humanos que somos. De hecho, el mayor beneficio terapéutico, independientemente del enfoque desde el cual se trabaje, está en la relación que se establece entre terapeuta y cliente, relación que desde la terapia Gestalt es eje fundamental para el desarrollo y éxito del proceso terapéutico.

En realidad mi principal herramienta como psicoterapeuta soy yo mismo (con mis pensamientos, emociones, sensaciones, etc.). Quiero hacer la comparación de mi como terapeuta con un instrumento de música: debe ser afinarlo hasta que suene lo más armónico posible. ¿Y eso qué quiere decir? Pues que mi formación, aparte de leer libros, estudios, saber de técnicas y demás, pasará por mi autoconocimiento, por el viaje hacia mi mismo para poner luz y entender mi funcionar, mi sentir, mi ser y así poder acercarme a mi cliente desde la experiencia que me da mi propio proceso de introspección. Es desde aquí que las técnicas o intervenciones que llevo a cabo cobran sentido y dan resultado (ademas de la disposición de mi paciente). Y también será desde aquí que podré entrar en terreno pantanoso porque mi pantano ya ha sido visitado, ya me habré sumergido en él y con suerte, también habré encontrado el modo de salir. Lo conozco, me conozco. Y eso es lo que hace un@ psicólog@ que va a terapia. Conocer sus pantanos para poder entrar a los pantanos ajenos desde la experiencia de un explorador veterano.

Psicologo en Tijuana

Orlando Pérez

Psicólogo y terapeuta Gestalt especializado en terapia individual, de pareja y grupal.

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