A lo largo de la vida ciclos terminan y comienzan otros. Cada experiencia de vida es una oportunidad de crecimiento personal y, aunque los procesos algunas veces sean dolorosos, generalmente hay un aprendizaje que podemos rescatar. Ante cada ciclo que termina, estoy frente la posibilidad de volver a empezar, de volver a elegir, de renovar o de reestructurar lo que ya concebí.

Para poder comenzar en una nueva experiencia es conveniente no dejar asuntos pendientes o inconclusos. En este fin de año quiero darte 6 recomendaciones para que puedas comenzar cerrando ciclos y comenzar con nuevos ánimos el próximo año.

1. Recuerda

Por más cruel que parezca, hay que recordar todo lo que vivimos en ese momento que ahora duele, es imposible que todos los recuerdos sean negativos, así que es importante que aprender de lo sucedido, aceptar lo vivido y no pretender olvidarlo.

Si sólo nos enfocamos en olvidar, la ansiedad nos carcomerá, trayendo de vuelta dolor y sufrimiento.

2. Perdónate

Nos autojuzgamos y castigamos todo el tiempo, y de manera injusta nos arrepentimos de lo que jamás imaginamos. Curiosamente, deberíamos enfocarnos en ser empáticos con nosotros mismos, en procurarnos como algún día cuidamos de la imagen que los demás tienen de nosotros, en entendernos como entendimos a todos aquellos que también cometieron errores y sobre todo, en reconocer los aciertos que tuvimos.

Sólo así lograremos cerrar la puerta a la que ya no entrará nadie más.

3. Perdona

Suena bastante fácil, pero lograrlo requiere de una disculpa que a veces nunca llega, por lo tanto, aprender a no guardar rencores se vuelve un trabajo meramente personal y por otra parte, tenemos que entender que el otro, muy probablemente, aún nos tiene un resentimiento importante.

Sin embargo, es responsabilidad total de la otra persona continuar o dejar de sentir ese rencor que poco a poco a todos nos enferma. Hay que intentar comprender que los demás a veces no poseen todos los recursos para evitar lastimarnos, defraudarnos o decepcionarnos y que en realidad son nuestras propias expectativas hacia los demás lo que ocasiona decepciones; intentemos comprender que se trató de un mal momento, un mal lugar o una mala decisión del pasado que no podemos permitir que se repita en nuestro futuro.

Perdonar también nos lleva a aprender de lo sufrido.

4. Ríndete

Es imposible que encuentres una explicación o respuesta a todas las preguntas que te lleguen a la cabeza. El ser humano intenta racionalizar todo a su paso, llevándolo a suponer y por lo tanto a sufrir, así que intentar contestarnos todos los signos de interrogación que surjan de una pérdida o abandono no disminuirá en ninguna medida lo que sentimos.

Simplemente, a veces no todo resulta justo o lógico y tenemos que aprender a vivir con eso. Aferrarse a querer entender exactamente lo que sucedió y la razón de que sucediera, solamente nos desgastará incontrolablemente, llevándose todas la fuerzas que nos quedan para lograr avanzar cerrando ciclos en verdad.

No te agobies por lo que no sabes, déjalo ir.

5. Acepta

Existen cosas que quedan fuera de nuestro control, no intentes cambiarlas porque llegará a ti una inmensa frustración. El mejor camino para lograr aceptar lo que ya nos pasó, es dejar de pensar en posibilidades distintas.

Deja de darle vueltas al “¿Y si yo hubiera…? ¿Qué habría pasado si…? ¿Sería posible que…?”.

El tiempo no regresa, lo hecho, hecho está.

6. Despréndete

Para lograr despegarte por completo del sentimiento negativo, necesitas vivirlo, es decir, necesitas abordar un duelo. Elizabeth Kubler Ross enlista de forma muy clara y sencilla los pasos que todo duelo conllevan, este proceso requiere de tiempo y es necesario permitirnos tener paciencia para vivir todas sus etapas.

Si revisas estas sugerencias te podrás dar cuenta que dependen todas de tomar la decisión de hacerlas. No siempre hay técnicas o herramientas mágicas que ayuden. Cada uno somos responsables de las decisiones que tomamos.