Mucho se dice del problema que puede representar crear expectativas sobre otras personas.

Y no venimos a reforzar la idea de las expectativas como algo “malo” por el hecho de generar frustración cuando no se satisfacen estas exigencias.

Tampoco promovemos el no hacernos expectativas. Cuando decimos esto en una relación: “yo ya no tengo expectativas de nadie”, además que estamos mostrando cuán inseguros nos sentimos, estamos tomando una actitud de superioridad sobre la otra persona.

Este enfoque crea una base egoica para la relación, y puede llevarnos a situaciones que más adelante nos produzcan dolor y resentimiento hacia la otra persona.

Las expectativas nos hablan de lo que para nosotros es importante. En el mejor de los casos porque hemos hecho un trabajo de introspección sobre lo que nos es más favorable al relacionarnos.

Sin embargo, muchas veces estas expectativas vienen de nuestras carencias internas y exigimos que nuestra pareja las satisfaga.

crear expectativas

Hagámonos, pues, responsables de nuestra participación cuando la pareja “nos decepciona”.

Si revisamos desde qué carencia estamos esperando algo de nuestras parejas, podemos atender y trabajar en ello para mejorar nuestras relaciones.

En resumen, crear expectativas en una relación es inevitable y puede ser una guía valiosa para entender nuestras necesidades y deseos. Sin embargo, es fundamental reconocer de donde provienen estas expectativas y como influyen en nuestra interacción con la pareja.

Si tomamos responsabilidad, al crear expectativas, de nuestras propias carencias y trabajar en ellas, podemos construir relaciones más saludables y satisfactorias, basadas en la comprensión y el crecimiento mutuo. 

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