Cada 19 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Hombre, una fecha que merece ocupar un lugar central en la conversación pública para reflexionar sobre la salud mental masculina y los silencios que la atraviesan.
Según datos del INEGI, en México más del 80% de los suicidios registrados en 2023 y 2024 fueron cometidos por hombres. La mayoría son hombres jóvenes o de mediana edad, muchos con empleo, con responsabilidades, con familias, con expectativas que cumplir… y con muy pocos espacios donde ser vulnerables.
Este artículo busca resaltar ese terreno masculino que rara vez se nombra: los estigmas, presiones y barreras invisibles que afectan la salud mental de los hombres.
Los estigmas y barreras que mantienen a los hombres en silencio
Los hombres no se suicidan más porque sean más frágiles. Se suicidan más porque se les permite menos fragilidad.
Quiero compartir contigo algunas barreras que veo con frecuencia en la consulta psicológica y que continúan afectando profundamente a la población masculina.
1. La masculinidad tradicional es un traje que aprieta desde dentro
A muchos hombres se nos educa bajo la premisa de que ser hombre significa resistir, aguantar, no llorar, controlar, resolver solos.
Son mensajes heredados, normalizados y repetidos hasta volverse ley interna. Estos mandatos dificultan reconocer el dolor, la tristeza, el miedo o la confusión. Vulnerabilidad se vuelve sinónimo de falla, y sentir se vuelve casi una transgresión.
En consulta, lo escucho frecuentemente: “No quiero preocupar a mi familia”, “Esto lo tengo que resolver yo solo”, “No quiero verme débil”.
2. Vergüenza emocional: la barrera invisible más fuerte
Muchos hombres no acudimos a terapia por falta de información, sin embargo en esta época virtual donde todo esta al alcance de un TAP en la pantalla, parece que ahora no asistimos principalmente por vergüenza. Vergüenza de llorar. Vergüenza de admitir que algo nos duele. Vergüenza de necesitar apoyo. Vergüenza de reconocer que no se tenemos siempre la razón.
Esta vergüenza no surge de manera espontánea: es cultural y se manifiesta en forma de silencio.
El silencio emocional se convierte en aislamiento, y el aislamiento es uno de los factores de riesgo más fuertes para la depresión y el suicidio.
3. El mandato del proveedor: valor personal ligado al rendimiento
Culturalmente, el valor del hombre sigue asociado a nuestra capacidad para producir, sostener, rendir, proveer. Por eso resulta tan relevante que la mayoría de los hombres que se suicidan tengan empleo. El problema no es trabajar: es creer que nuestra identidad vale lo que producimos.
Perder un trabajo, tener dificultades económicas o simplemente no cumplir con lo esperado puede sentirse como un colapso interno, una pérdida de identidad. Para muchos, hablar de estas emociones no es una opción… porque incluso algunas veces no sabemos cómo hacerlo.
4. La falta de espacios seguros para ser vulnerables
Los hombres solemos tener círculos sociales basados en actividades, no en intimidad emocional. Conversamos, compartimos, convivimos… pero regularmente no nos permitimos hablar de lo que realmente sentimos.

Cuando el único espacio emocional que un hombre tiene es su pareja, cualquier crisis en la relación se vuelve doblemente peligrosa: pierde a la pareja y pierde su único lugar para abrirse.
Crear espacios donde los hombres podamos hablar sin juicio es una urgencia de salud pública.
5. La independencia mal entendida
Muchos hombres crecimos con la creencia de que pedir ayuda es una señal de incapacidad. Esta idea distorsionada de independencia provoca que no busquemos atención médica, minimicemos síntomas, neguemos agotamiento emocional, ocultemos pensamientos de desesperanza. Pedir ayuda no es dependencia. Pedir ayuda es autocuidado.
6. Servicios de salud que no dialogan con la realidad masculina
Aunque las cifras muestran que los hombres son el grupo más afectado por el suicidio, pocos programas están diseñados específicamente para ellos. Muchos servicios de salud mental operan con modelos que no consideran la forma en que los hombres expresan su malestar, su resistencia inicial a buscar ayuda, sus horarios laborales, sus temores a ser juzgados, su dificultad para hablar en primera sesión sobre temas íntimos. Adaptar los servicios de salud mental es una necesidad urgente.
Hacia una masculinidad más humana y emocionalmente honesta
Transformar la relación que los hombres tienen con sus emociones no significa eliminar la fuerza, la determinación o la resiliencia; significa sumarles humanidad.
Significa permitir la tristeza, la duda, el miedo, la vulnerabilidad, el pedir ayuda. La vulnerabilidad no es lo opuesto a la fortaleza. Es el puente hacia la conexión, la autenticidad y el bienestar.
Hablar salva vidas, escuchar también
El Día Internacional del Hombre es una oportunidad para mirar de frente una realidad que la cultura ha preferido ignorar: los hombres sufrimos en silencio, y ese silencio mata.
Si queremos construir relaciones más sanas, comunidades más conscientes y una sociedad menos violenta consigo misma, debemos empezar por abrir espacios donde los hombres podamos sentir, expresar y pedir apoyo sin miedo ni vergüenza.
Así que si estas buscando un cambio, te espero en mi consultorio.

Psicólogo, psicoterapeuta, sexólogo y tallerista. Disfruto muchísimo escribir y me encantaría saber tus impresiones sobre lo que acabas de leer, así que no dudes en contactarme por cualquiera de mis redes sociales.

