“Hacer el amor” es una frase que, aunque suena bonita y romántica, a menudo se usa para suavizar o evitar decir algo más directo: “tener sexo”.

En una cultura donde hablar de sexo sigue siendo un tabú, hemos aprendido a utilizar este tipo de expresiones como una manera de esquivar la incomodidad. Pero, ¿qué dice esto sobre nuestra relación con el sexo?

Romantizar el lenguaje para evitar hablar del sexo

La expresión hacer el amor no es negativa en sí misma; evoca una conexión emocional y romántica que muchas personas valoran profundamente. Sin embargo, su uso frecuente también puede ser un reflejo de algo más:

• Incomodidad para hablar de sexo directamente. La palabra “sexo” sigue cargando con juicios y tabúes sociales que dificultan su normalización en nuestras conversaciones cotidianas.

• Una forma de evasión. Evitar el término “sexo” refuerza la idea de que hablar abiertamente del tema es algo vergonzoso o inapropiado.

Cuando romantizamos constantemente el lenguaje, le restamos naturalidad a hablar de sexo como lo que es: una parte fundamental y humana de la vida.

El impacto de evitar hablar de sexo claramente

1. Los tabúes se perpetúan.

Si evitamos hablar de sexo directamente, seguimos alimentando la idea de que es un tema prohibido, difícil o vergonzoso. Esto no solo afecta nuestras relaciones personales, sino también nuestra educación sexual.

2. Falta de comunicación en pareja.

Hablar de sexo de manera clara y abierta es crucial para expresar deseos, límites y expectativas. Romper con los eufemismos puede llevar a una comunicación más auténtica y satisfactoria.

3. Desinformación sexual.

Un lenguaje ambiguo contribuye a una educación sexual limitada, lo que puede derivar en desconocimiento sobre el propio cuerpo, la salud sexual y las emociones asociadas al sexo.

Hacia una conversación más honesta

Hablar de sexo con naturalidad no significa dejar de lado el romanticismo. Ambas cosas pueden coexistir: podemos valorar la conexión emocional que el sexo trae a nuestras vidas, mientras normalizamos una conversación honesta y sin tabúes.

Para reflexionar, pregúntate:

• ¿Qué efecto tiene el lenguaje que usas para hablar de sexo en tu vida y relaciones?

• ¿Podrías sentirte más libre hablando del tema si dejaras de lado expresiones que evaden la realidad?

Conclusión:

El sexo, como el amor, es una experiencia humana rica en matices. Normalizar el lenguaje que usamos para hablar de ello es un paso importante hacia una sexualidad más saludable y relaciones más auténticas.

Y tú, ¿cómo te sientes al hablar de sexo de manera directa?

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