La desconfianza en la pareja es una de las circunstancias más corrosivas en una relación. Se infiltra silenciosamente, creciendo con cada duda, cada suposición, y cada pensamiento que, muchas veces, carece de fundamento. Cuando permitimos que estos pensamientos tomen el control, la confianza en nuestra pareja comienza a erosionarse, y lo que una vez fue una relación sólida puede comenzar a tambalearse.
La desconfianza en la pareja no siempre surge de hechos reales o de comportamientos objetivamente dañinos por parte de la otra persona. A menudo se construye a partir de interpretaciones subjetivas y pensamientos que no tienen una base sólida. Estos pensamientos pueden empezar de manera inocente—una llamada no respondida, una mirada malinterpretada, una palabra dicha en un momento de estrés. Sin embargo, cuando nos aferramos a estos pensamientos, los convertimos en la base de una narrativa que alimenta nuestra desconfianza.
Parte del problema de la desconfianza, sobre todo si ha habido alguna infidelidad, radica en nuestro deseo de control. Queremos estar seguros, queremos tener garantías de que no seremos lastimados. Para protegernos, intentamos controlar a nuestra pareja, a veces de manera sutil, otras veces de manera más directa. Sin embargo, este deseo de control es precisamente lo que puede llevarnos a reforzar la desconfianza en la pareja.
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Sexólogo y psicoterapeuta humanista de individuos adultos, parejas y grupos desde el 2015.
Formación en terapia Gestalt y Eneagrama, especialista en educación de la sexualidad y maestro en Sexología.
Hago talleres de sexualidad y desarrollo personal en Casa Revuelta.
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