Durante el tiempo que tengo trabajando haciendo psicoterapia una de las preguntas que quizá he escuchado con mayor frecuencia es: ¿cómo le hago?, ¿cómo aprendo a quererme?, ¿cómo me alejo de mi pareja que me lastima?, ¿cómo perdono la infidelidad de mi pareja?, ¿cómo puedo volver a confiar en las personas que me han lastimado tantas veces?. ¿cómo le hago?, ¿cómo?, ¿cómo?, ¿cómo?

Hay una necesidad grande de respuestas a lo largo de la vida, sobre todo cuando hemos intentado aparentemente todo lo humanamente posible con el fin de solucionar determinada situación en nuestra vida y pareciera que no existe salida. 

A mis pacientes siempre les digo que el éxito del proceso terapeutico depende en un 80% de ellos y el 20% restante me corresponde a mi. Mi labor como terapeuta es ayudar al paciente a darse cuenta. Darse cuenta de sus pensamientos, de sus percepciones, de su manera muy peculiar de expresar sus emociones, de su manera de enojarse, darse cuenta de su manera de mostrar felicidad, la manera en que vive su tristeza, la manera en que se sobre-valora, la manera en que sobre-valora a los demás, la manera en que se vive como victima, la manera en que pone las necesidades de la gente a su alrededor antes que sus propias necesidades; en otras palabras, que se haga consciente de como se vive a si mismo.

Es natural que cuando estés pasando por una determinada problemática en tu relación de pareja, laboral, familiar, social, etc. y tus emociones están siendo directamente afectadas, sea difícil para ti ver la solución a dicha situación. En terapia, dentro de muchas otras cosas como las mencionadas anteriormente, te darás cuenta de los pensamientos o fantasías que te limitan a tomar decisiones. A partir de ese momento la responsabilidad es completamente tuya. 

Recuerdo cuando cumplía con las horas de terapia establecidas por la universidad para poder titularme como psicólogo. Mi gusto de aquel entonces por el psicoanálisis y mi constante necesidad de entender todas las cosas de forma estructurada y cuadrada, contribuían a mi necesidad de siempre estar buscando razones para justificar mis conductas o pensamientos.

Una ocasión mi terapeuta me dijo, desesperado quizá un poco por mi constante pregunta ''cómo'',: -Mira, Orlando. No todo tiene un ''por qué'', ni un proceso establecido para solucionarse, no existe una formula matemática para que te perdones por tu pasado, no hay una receta de cocina que te diga paso a paso qué hacer para que puedas aceptar tu pasado como es y dejarlo ahí donde esta, en el pasado. Lo único que puedes hacer para empezar ese camino al perdón es haciéndolo, perdonate. 

Y me hizo recitar un discurso dirigido a mi mismo diciéndome que me perdonaba. Y ahí estaba, frente a mi terapeuta, diciéndome a mi mismo que a partir de ese momento me perdonaba, hablando en voz alta conmigo mismo y escuchándome decir que mis circunstancias del pasado habían sido muy diferentes a las actuales y que en ese momento era lo único que podía hacer, que a partir de ese momento me convenía cambiar mi perspectiva, que mis circunstancias ahora eran otras y que eso era realmente lo mas importante, ¿qué iba a hacer a partir de ese momento?

A partir de ese día mi vida cambio. Acepte mi pasado y pude decidir abiertamente que hacer con mi momento presente. Ahora veo en retrospectiva ese momento y hay muchas cosas que tampoco me agradan, pero lo acepto y lo dejo donde esta, en el pasado. Mi presente es aquí y ahora, mis decisiones las tomo ahora de forma responsable y aunque me equivoco constantemente, no me culpo a mi ni a nadie, soy responsable de mis errores y si los puedo corregir lo hago, si no, aprendo de ellos y sigo caminando. De eso depende la vida.

Si estas pasando por alguna situación donde pareciera que ya no hay salida te invito a acudir a terapia, te vas a sorprender de todo lo que descubrirás de ti mismo. Si te quieres consultar conmigo puedes hacer cita aqui.

Psic. Orlando Pérez

Deja una respuesta